¡TELEVIDENTES Y TELEVISIÓN, A TERAPIA POR FAVOR!!!


Las franjas de televisión y entretenimiento crecen cada día en los canales nacionales. Novelas, programas de farándulas y de variedades completan la torta comunicativa que los canales emiten diariamente en sus programaciones.
Es paradójico que en un país como Colombia que genera tantas noticias con respecto a la política, conflictos internos e incluso discusiones internacionales no se tengan espacios de análisis realmente accesibles, por lo menos en horarios a la comunidad.
El claro fenómeno de la industria cultural y de entretenimiento le ha quitado visibilidad a programas mas críticos como Hablando Claro con la Prensa, Primera Línea con Álvaro García o La Noche. Es evidente el poco compromiso que estos canales tienen con la opinión pública para informar y analizar críticamente la situación del país. Si bien es cierto que existen y que se encuentran dentro de la programación tan bien es cierto que los horarios en los que se emiten son casi imposibles de mirar.
Cualquier colombiano con una jornada laboral normal, se rendiría de sueño antes de poder ver los análisis y los debates que se generan en estos programas. Hay quienes llaman a ésta la franja de insomnio, nombre muy apropiado porque sólo una persona que sufra de éste trastorno del sueño podría soportar las altas horas en las que se emiten.
El tema de los horarios de los programas de opinión no cabe duda que ha levantado muchos comentarios y protestas en los televidentes que esperan ver en la televisión Colombiana una muestra más constructiva del periodismo. Sin embargo, hay otra molestia que se le añade a estos programas a parte de los horarios, la calidad de la información que se brinda, las claras polarizaciones de ciertos medios de comunicación privados dan una muestra del propagandismo político y económico por el que atraviesan los medios.
Las llamadas grandes familias de los medios detentan prácticamente todo el control sobre la opinión pública, por lo tanto el problema se duplica, no solo se trata de colocar en franjas triple A, los programas de opinión sino también mejorar la información que se le entrega al público.
Recordemos que estos programas surgen en principio con el objetivo de analizar temas que por su contenido, son de gran importancia para la comunidad, pero que pasa cuando estos temas son manejados sin control y sin un verdadero conocimiento, el periodista pasa a ser prácticamente un transcriptor de ideas.
Tal parece que el panorama en los canales nacionales, en lo que a temas de interés cultural se refiere día a día pierde más fuerza, los horarios imposibles y los análisis predicibles completan un circulo vicioso que necesita entrar en terapia, si se quiere provocar un cambio real y una concienciación en la población.
Terapias eso es lo que necesita la televisión Colombiana y los televidentes, la una para quitarse de encima los rastros viciados de la política y los otros para poder aguantar el insomnio que genera ser una persona más culta y más critica en este país.
Nuestra única opción será seguir jugando al Jugador, tratar de responder bien las preguntas y “cañar” o decir la Verdad y nada mas que la verdad, a ver si entramos en la onda “ cultural” de información entretenida con un toque, por no decir una pizca de educación.

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