LA QUE CALLA OTORGA


Hasta que la muerte los separe, con esas palabras se sello hace 23 años el pacto de amor que hicieron ante Dios Carolina Clavijo* y Juan Rendón*, una pareja de enamorados que decidieron unir sus vidas por el resto de sus días.
Lo que empezó como una novela de amor, poco a poco se fue convirtiendo para carolina en un triller de terror, la violencia y el maltrato habían entrado por su puerta y sin permiso empezaron a ocupar un puesto permanente en su vida, el miedo y el silencio se convirtieron en sus mejores amigos, mientras que la tristeza y la ansiedad se desbordaban por los rincones de su “hogar”, ese que algún día soñó y que al despertar no coincidió con la realidad.
“Después de dos años de casados Juan se torno violento, no se en que momento comenzó todo, por problemas de plata o diferencias normales que tienen las parejas, esas cosa que uno nunca cree que van a pasar de un insulto, en mi caso pasó hasta los golpes” responde Carolina al preguntarle cuando empezó la violencia intrafamiliar en su hogar.
Sentada en la sala de su casa, Sus ojos tristes y añejados por el paso del tiempo narran la historia de una vida que parece ajena, que nos es de ella y sin embargo es la principal protagonista. Como muchas mujeres victimas de la violencia intrafamiliar su mejor arma para combatir la situación fue el silencio, el mismo que con el tiempo la carcomía, hacia mella en su dignidad, mientras su orgullo se venia abajo con cada cachetada que recibía. Su amor se deshojaba como una margarita.
Aunque a los dos años de casada recibió su primer golpe solo seria a los ocho que Carolina tomaría la decisión de denunciar a Juan.
Después de una fuerte discusión, una amenaza de muerte y una desgarradora escena de su hijo llorando en un rincón mientras veía la discusión, tomo la decisión que creía cambiaria su vida.


“Fui a la inspección de policía y lo denuncie, estaba cansada, quería un cambio, estaba conciente de que no sabia manejar la situación” cuenta Carolina mientras sentada en su mecedora pasa los canales del televisor buscando algo que le llame la atención.
La denuncia no paso de ser una simple advertencia para Juan, después de un dialogo con la policía y luego con carolina la situación se arreglo con promesas de cambio y llantos de perdón, así lo Recuerda ella mientras se detiene a ver la preparación de una receta de cocina en un canal.
Los maltratos siguieron en los años siguientes, “yo seguí callando porque creí que él cambiaria, que mi silencio lo detendría pero eso nunca paso” asegura Carolina mientras se levanta y contesta el teléfono que ha estado sonando sin cesar, es su hijo menor, lo saluda con alegría y le pregunta ¿a que horas regresas?, la respuesta la deja tranquila y vuelve nuevamente a la entrevista como quien hace una encuesta de rutina.
Frente a la sociedad el matrimonio de Juan y Carolina, aparentaba ser perfecto, con los problemas de rutina y las discusiones matutinas de cualquier pareja, pero nada grave como para sospechar que dentro del hogar la violencia intrafamiliar era el pan de cada día, la situación con los años empeoraba.
Después de 17 años de casados, tres hijos y en general una vida en común, los irrespetos habían traspasado las puertas de la alcoba, las discusiones se calaban entre las paredes y la salud emocional de la familia comenzaba su cuenta regresiva.
Fue un ocho de diciembre, mientras departía y conversaba con una amiga, cuando Juan en medio de los tragos enfurecido la atacó, molesto y celoso sin aparente razón desbordo su ira sobre Carolina “Fue horrible, todo el barrio se reunió a mirar el show, mi hijo mayor me defendió, a golpes se enfrento a su padre, en ese momento fue la única solución ” comenta mientras su mirada se pierde con nostalgia en la pantalla del televisor.
En busca de la justicia
Sin dinero pero con la convicción de que tenia que cambiar su situación y la de su familia, Carolina decide irse de la casa y romper el silencio que la acompaño durante tantos años, visito la Casa De Justicia, entidad especializada en ofrecer gratuitamente servicios de asesoría legal y sicológica para las personas victimas de estos flagelos.
Después de varias reuniones, citaciones, asesorías legales y sicológicas la solución al conflicto entre Carolina y Juan daba como resultado la separación. Aparentes diferencias irreconciliables los alejaban. Hasta ese momento años de maltrato y desilusión formaban parte de la historia de vida de Carolina, quien a pesar de estar decidida a terminar con la relación se enfrento con otra situación.
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Aunque había denunciado a su esposo y estaba decidida a romper con la cadena de abusos y maltratos a los que se vio sometida durante 17 años, Carolina decidió regresar dos meses después con Juan; al preguntarle porque resolvió regresar con su esposo con voz suave pero firme respondió “No podía dejar a mis hijos pasando trabajo, no podía ser egoísta, por eso preferí volver”.
Desde que Carolina decidió volver con Juan han pasado siete años, aunque la reintegración como familia ha sido difícil, ha logrado sortear con las dificultades, fueron conscientes de la situación y decidieron entrar en un proceso de cambio y buscar ayuda que los llevara a recuperarse como pareja y familia.
Ejercer o no violencia hacia otros siempre será nuestra elección y quien maltrata siempre será responsable de su proceder.

Hoy Carolina forma parte de los cientos de casos de violencia intrafamiliar que día a día son denunciados ante el Bienestar Familiar, aunque decidió regresar, sabe que frente a los abusos no puede callar, reconoce que quizás eligió, la opción mas difícil, pero también afirma que con esfuerzo amor y ante todo Dios, todo se puede lograr.
Tal vez siguiendo un mandato divino o quizás un precepto social hasta ahora Carolina ha cumplido con la promesa que hizo hace 23 años, su matrimonio con Juan terminará hasta que la muerte los separe.

* Nombres cambiados por solicitud de la fuente.

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