CRISTIAN MÁS QUE UN ARTESANO

Cada tarde cuando el reloj marca las 5:30, Cristian Guerrero prepara su mochila, sus pulseras y collares, y se dispone a parchear. Esta vez el sitio escogido, las afueras de la universidad de Cartagena.
A sus 24 años de edad Cristian bogotano de nacimiento, es un artesano reconocido en Cartagena, aunque solo se queda por un par de días en la ciudad, cuando viene sus artesanías y botones son las más buscadas por los jóvenes, que entre el Che, Mafalda, y comics tienen mucho de donde escoger.
Detrás de éste joven artesano de cabello largo, barba poblada y contextura delgada se esconde una curiosa forma de vida. Cristian es administrador de hotelería y turismo, sabe hablar tres idiomas aparte del español, portugués, ingles y coreano. Además es dueño de Animanga, una microempresa con sede en Cali donde se fabrican y distribuyen botones decorativos a todo el país.
“Cuando yo empecé a parchear me daba pena el que dirán, luego me acostumbre y me di cuenta que el negocio me daba plata así que decidí ahorrar, compre dos maquinas y ahora tengo en Cali dos trabajadores y mi propio almacén” comenta Cristian al tiempo que teje una pulsera con los colores de la bandera colombiana.
Aunque la mayoría de sus clientes oscilan entre los 15 y 25 años de edad, también tiene compradores adultos que le encargan botones al por mayor, los motivos mas pedidos son los retratos de Jesucristo. Los símbolos religiosos, el che y las imágenes coloridas también tienen su acogida.
Su formación académica como administrador le ha permitido aplicar sus conocimientos en el negocio, cada cierto tiempo realiza estudios acerca del gusto de la población y analiza la oferta y la demanda, de esta forma asegura que sus ventas sean prosperas y efectivas.
Aunque se preocupo por estudiar y ser un profesional, hasta ahora Cristian no ha ejercido su carrera, entre sus planes no esta devengar un sueldo formal, comprar un apartamento o tener un carro, sus expectativas van más allá de eso, de hecho no tiene fronteras.
“yo soy un aventurero, a mi lo que me interesa es viajar, esa es mi vida, así sencilla, tranquila, yo trabajo el día a día el mañana no me interesa” afirma Cristian mientras sonríe pícaramente con una adolescente que mira sus artesanías.
Sus sueños de viajar lo han llevado a conocer casi todos los rincones de Colombia y países como Ecuador, Venezuela, Perú y Brasil, de esta manera ha tenido la oportunidad de interactuar con otras culturas y llevar a los rincones mas lejanos sus botones y diseños que ya se han vuelto todo un sello en la comunidad artesana.
Si las aventuras de Cristian son buenas, las ganancias son mejores, sus ingresos son aproximadamente de un millón quinientos mil pesos mensuales, aparte de éste dinero, Animanga su microempresa, le deja suficientes dividendos como para pagarle a sus empleados y reinvertir, de ésta forma él genera empleo y mantiene su estabilidad económica.
Sus manos colmadas de pulseras exhiben la mercancía cual mostrador, se detiene a observar el reloj y se da cuenta que durante el transcurso de la entrevista una hora ya pasó, se sonríe y me dice que si ya acabó, es que tiene mucha clientela y la mercancía se agotó.
Tiene que vender mucho porque en los próximos días el festival del vallenato lo espera para disfrutar de la rumba, el acordeón y la piquería, y de paso como el lo dice tomarse unos traguitos para seguir la fiesta, que comenzó cuando decidió dejar los prejuicios y dedicarse a artesano sin mas metas que conocer el mundo y sus artificios.
Cristian es uno de los microempresarios colombianos que sin corbata ni chaqueta ha logrado sostener su propia empresa. En las afueras del alma mater éste hombre da una lección de vida, sin palancas ni riquezas, se puede salir de la pobreza, solo hace falta visión, ganas y mucha fortaleza.

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