Papi, ¿Qué son los preservativos?

Con la voz temblorosa, la tez pálida y un ligero sudor frio que recorría por sus manos, Armando * inició la explicación que aunque sabía en algún momento llegaría, no esperaba tan pronto y menos comiendo papas fritas en medio de un almuerzo junto a su hija de 11 años.

Después de algunos segundos y de buscar en los recovecos de su mente un argumento convincente para explicar que la tierna, pura y blanca cigüeña ya se había transformado en mujer y que el bebe que cargaba en su bolsa provenía de un encuentro donde el preservativo seguramente no cumplió su función, comenzó la explicación que más bien se tornó en una exposición científica, mientras los ojos curiosos de su hija trataban de entender desentrañando  una maraña de ideas, la descripción de un encuentro entre el género masculino y femenino, el coito y el correcto uso de las palabras genitales.

Luego de varios minutos de explicación y creyendo que había sido lo suficientemente claro como para describir que el preservativo, palabras más, palabras menos era un pequeño accesorio de látex que usan los hombres  y mujeres para evitar enfermedades y detener el paso abrasivo de sus próximas generaciones, Armando preguntó con voz aliviada ¿me hice entender?  Su hija tal vez un poco sorprendida por la retahíla inesperada de una explicación que creyó aparentemente sencilla  respondió afirmativamente que sí, a lo que Armando replicó y ¿de dónde surgió tú pregunta?  Su hija respondió, papi, aquí en la salsa de tomate dice que está libre de preservativos…

Esta es la historia real de un profesor de investigaciones que descubrió en un momento de su vida, que a veces las respuestas que tornamos complejas,  provienen de genuinas preguntas sencillas.

Armando* nombre cambiado por solicitud de la fuente.