Encallado en su imaginación






Todo lo que viene del mar no son peces, con ese nombre, Carlos Arturo, un santandereano de 46 años promueve en la avenida Venezuela del Centro Histórico de Cartagena una de sus curiosas artesanías, que como todas sus obras llevan a bordo un sentido critico y social, sus barcos están encallados en botellas de diferentes figuras, con las velas listas para navegar en la imaginación de su creador y de quienes los compran.

Carlos se autodefine como dibujante artístico, pinta cuadros al oleo, murales y toda clase de arte callejero que se atraviese con su pincel, dice que en algún tiempo dibujo figuras en los pantalones de afamadas diseñadoras como Silvia Tcherassi, pero la falta de un pago justo, hizo que prefiriera bajarse de las pasarelas al pavimento donde hoy luce orgulloso sus artesanías.
Sus barcos llaman la atención de todos los que pasan por el lugar, se detienen a observarlo y él como en un acto circense, maniobra sus herramientas y construye barcos de batalla, veleros de revistas y chalupas ordinarias, dos grandes agujas artesanales e hilos de colores forman un paisaje vistoso que termina por inundar de admiración a los curiosos que observan absortos la destreza de sus manos que poco a poco va cosiendo ideas que terminan en bellos barcos de madera.
Como artista también le gusta darle características a cada una de sus obras, así se imagina en una botella de whisky un barco con los lujos de una noche de derroche, en los botellones de agua esconde el armamento de un barco con cañones a punto de disparar y en botellitas de perfume pequeños barquitos que inspiren a sus dueños con aromas para navegar.
En su pequeño espacio da la bienvenida con un letrero que a simple vista da la apariencia de aquellos que encontramos en bancos, ahí no tiene dinero pero si un símbolo rojo en forma de corazón que recuerda a todos los que pasan que él es la mejor muestra de que Colombia es Pasión.

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