En Palenque el peinado tiene la palabra


Siguiendo con las observaciones sobre la cultura de Palenque, en esta ocasión fueron los peinados de las palenqueras, los que despertaron mi curiosidad, trenzas que forman figuras bastante particulares, recorriendo sus cabezas, dibujando paisajes y avenidas, aquí todo es posible, desde escribir un nombre en el cabello más corto, hasta hacer tejidos en el más largo.
Las palenqueras muestran con orgullo la cultura que sus abuelas y madres les dejaron, caminan orondas por las calles del corregimiento, informando con sus cabezas, tal como si fueran un periódico, sus estados de ánimo, estado civil, y por qué no, sus pretensiones.
Cada peinado tiene un nombre, son bautizados dependiendo de la cabeza y de la forma, nacen cada día, y su tasa de natalidad varía de acuerdo al estado de ánimo de su progenitora.
Las palenqueras tienen tal destreza, que son capaces de hacer un elaborado peinado en menos de 15 minutos “yo no podría contar cuántos peinados he hecho, más de 200 en toda mi vida, quizás muchos más, es que aquí a uno le salen peinados depende el pelo y la cabeza, así que realmente pueden ser tan variados como las personas” afirma Juana, una palenquera de 19 años.
Los peinados son una costumbre tan fuerte en Palenque, que incluso se realizó el pasado 5 de diciembre el 1° Festival de Trenzas y Tradiciones Afrocolombianas, donde además de disertar académicamente sobre la historia y la cultura que los llevó a consolidar estas tradiciones, participan las mujeres de la población compitiendo por el título de la mejor peinadora, aquella cuya destreza, le permite hacer la más variadas formas, en esta particular estructura capilar.
Al preguntarle a los palenqueros cómo prefieren ver a sus mujeres, ellos responden sin titubeo, que con trenzas “se ven más bonitas con trenzas, peinadas uno sabe que están arregladas, aquí nos acostumbramos a verlas así desde pequeñas “comenta Ramón vigilante de la Casa de la Cultura de Palenque.
Debo reconocer que traté de hacerme uno de estos peinados, pero los resultados no fueron los esperados, mi cabello, un poco más lacio que el de las palenqueras, no permitió que el tejido se compactara lo suficiente como para ir desentramando fácilmente las formas, noté después de algunos minutos que mi peinadora no estaba tan ágil como de costumbre, al preguntarle las razones, ella respondió sin pena ni gloria, que mi cabello no era lo suficientemente rucho como para que la trenza no se soltara, así que tenía que apretarla un poco más de lo usual, lo que quitaba más tiempo y a mi, me generaba un fuerte dolor.
Al final, preferí no terminar mi peinado, me quede con un pequeño sello, que días después aún lucia orgullosa frente a mis amigos, entendí y a decir verdad sentí un poco de envidia sana por las palenqueras, porque a diferencia de mi, ellas podían reinventarse cada día con sus peinados, además del particular blower, que si bien es cierto no es lo que mejor les queda, también se lo pueden hacer.
Ahora sé que su cabello es tan valioso como el de cualquier otra etnia, ya no me fijo en que si es rucho es feo y si es liso es bonito, comprendí que la belleza no está en la forma, sino en qué puedes hacer con ella.

Comentarios

El Gran Pipe Muñoz ha dicho que…
El peinado se universalizado, los hombres actualmente tienden usar los tejidos..!
Muy Buena tu entrada.
El Gran Pipe Muñoz ha dicho que…
Buen tema, buscaba algo así..!
Paola ha dicho que…
Gracias por tus comentarios Pipe, me alegra que te haya gustado!

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