Una mujer con canas

La modelo y actriz Andie Macdowell ha levantado la voz recientemente para cuestionar la presión que sufren las mujeres en la industria del cine por dejarse las canas.

De todos los movimientos sociales femeninos que han nacido en los últimos años son los asociados al cabello los que más han llamado mi atención, en particular porque he observado que están estrechamente relacionados con el amor propio, la mirada sobre la belleza hegemónica, el racismo, la discriminación y la vejez. 

La mayoría de las mujeres hemos crecido con una relación de amor u odio con el cabello, de niñas aprendemos no solo a aceptar halagos por las colitas juguetonas, las trenzas y los peinados elaborados (que además demuestran las habilidades de nuestras madres) sino que también aprendemos el significado de la belleza y el orden a través de su pulcritud. 

Esas miradas sobre lo que es bello y sano, se refleja con claridad cuando se corta, cuando lo alisamos, lo rizamos, lo pintamos, lo peinamos y lo usamos a nuestro acomodo. Sin importar la decisión que tomes, parece que la sociedad ha aceptado que la opinión sobre el cabello propio o no es de dominio público, sobre él se puede juzgar, chismear y hasta inventar, porque con la llegada de las extensiones, el halo de duda sobre si es natural, también ha tomado asiento en el partido. 

Y en esa exploración a la que todas llegamos me topé con las canas. Para cuando comencé a notarlas en mi cabello estaba bordeando los 30 así que les presté muy poca atención, pero para cuando comenzaron a cubrir como una avalancha de nieve mi melena ya los estaba atravesando y la idea de lucir vieja atacó mis pensamientos. 

Debo decir que las odié, la idea de verme canosa me espantó, no tengo ninguna visión romántica sobre el cabello blanco y conozco a muy pocas mujeres que lleven con orgullo sus canas, la realidad es que en nuestra sociedad ser una mujer canosa cuando aún te ves joven es un signo de descuido y no me refiero a las incipientes canas, esas que salen esporádicamente en el cabello y son usadas para presumir madurez, estoy hablando de cabellos evidentemente canosos. 

En este transitar (que aún continua) he tenido diversas experiencias, puedo notar que hay mujeres a las que les llena de orgullo decir que aún no les salen, hay otras a las que les salen de forma incipiente y expresan comodidad, otras ni siquiera se las han notado porque su cita con el tinte para tapar las raíces lo oculta todo, otras que no están dispuestas a dejar que se noten, y otras que ni siquiera se cuestionan el asunto porque las canas simplemente no están permitidas. 

Cuando fui a comprar mis primeros tintes anti-canas, me sorprendió ver la cantidad de marcas que te ofrecen un cubrimiento total, productos diarios que las tapan cuando se te asoman en las raíces y hasta trucos y peinados para ocultar las que se están viendo cuando aún no ha llegado la hora del tinte. La industria de la belleza ha hecho una feria con nuestros cabellos, no solo se preocupa por guiarnos para que sepamos qué largo y qué color está de moda, sino que se asegura de que sepas que tienes opciones para ocultar lo que otros han decidido que no es aceptable. 

Como muchas mujeres yo también oculté mis canas, las quería tapadas, invisibles a esas miradas incomodas que me mencionaban tímidamente que tenía una como si yo no tuviera espejo en mi casa y me causaban inseguridad, mucha inseguridad, porque la atención sobre mi cabello que siempre había girado en torno a su abundancia y belleza, ahora se desviaba hacia las canas. 

Mis orgullosas canas

Seguramente muchas mujeres llegarán a este punto de la nota pensado que están en su derecho de taparlas y así es, es su cabello, esta nota solo quiere reflejar el inmenso océano de juicios que se ocultan bajo la moda y los ideales de belleza, también las enormes cantidades de dinero y tiempo que gastamos en nombre de “momentos de relajación”, porque las canas siguen sin ser aceptadas, como muchas otras cosas en el universo femenino, pero celebro que se esté hablando de eso, que haya publicidad donde ya se incluyen mujeres canosas para promocionar champú y tratamientos, que se critique, que se apoye y que se cuestione. 
La colombiana Claudia Palacios es una de las pocas presentadoras que muestran sus canas en la televisión nacional. Foto tomada del Instagram @claudiapalaciosoficial

Tennille Murphy, influencer norteamericana.

Es un avance que existan mujeres que defiendan la idea de que está bien lucirlas, que haya otras tantas que salgan a la calle y las luzcan con orgullo, que nos las encontremos en el bar, y en fotos con sus parejas demostrando que nadie enamorado se espanta con una mujer canosa, que continúen otras cuestionándose si se las dejan o no y que existan debates para desmitificar lo que hemos dado por hecho.

La actriz y productora Sarah Jessica Parker de Sex and the City se ha mostrado a favor de lucir las canas y hablar abiertamente sobre los juicios que se tejen alrededor de las mujeres por la edad.



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