Sobre el Segundo Sexo de Simone de Beavouir


*Libro Simone de Beavouir, Ediciones Siglo Veinte “El segundo Sexo” La experiencia vivida. 1972

Hace poco decidí introducirme con toda seriedad y rigor a comprender el significado del movimiento feminista en el mundo, como casi todos los movimientos sociales, tiene diversas interpretaciones y representantes que a lo largo de los últimos 100 años (especialmente) han llevado a cuestionar el papel de la mujer en la sociedad.

Dentro de las múltiples corrientes del feminismo, encontramos: el feminismo cultural, feminismo de la igualdad, feminismo liberal, feminismo radical, entre otras, que ofrecen una gran variedad de posiciones filosóficas, políticas y culturales, para quienes estén interesadas en las teorías de género.

Como primera reflexión, quiero hacer énfasis en que precisamente este desconocimiento de la variedad de las teorías feministas, es lo que lleva a que hayan muchas criticas entre una y otra posición, pues así como existen diferentes corrientes políticas, con sus formas de pensamiento, del mismo modo las teorías feministas defienden lo que a su modo consideran debería ser el papel de la mujer en la sociedad.

Es importante y hago énfasis aquí, porque incluso entre las mismas corrientes feministas hay diferencias, en muchos casos radicales, y aquellos que desconocen esto, hacen criticas de la teoría feminista en general ubicándola como una sola forma de pensamiento, cuando realmente es todo lo contrario.

Así las cosas hago esta introducción para compartir frases y mi reflexión sobre la lectura que hice del libro El Segundo Sexo, de la filosofa existencialista y ensayista francesa Simone de Beavouir, quien a través de su obra nos retrata el rol de la mujer en la sociedad occidental en la década del sesenta, desde un punto de vista científico, histórico, psicológico, sociológico, ontológico y cultural. 

Este ensayo cuyo notable éxito en Francia hizo que se tradujera a más de 20 idiomas en el mundo, logra narrar de forma contundente las experiencias de mujeres en diferentes fases de su vida. Así la autora retrata a la niña, la adolescente, la joven, la iniciación sexual, la lesbiana, la mujer casada, la madre, la vida de sociedad, prostitutas y hetairas, de la madurez a la vejez, situación y carácter de la mujer, la narcisista, la enamorada, la mística, la mujer independiente y por fin nos da su propuesta de lo que considera debería ser una mujer libre.

Considero que cada capitulo merece un ensayo, así que me voy a referir de forma breve a las partes del libro que más llamaron mi atención y que considero deben ser leídas por las mujeres, si bien no como una forma definitiva de introducirse al feminismo, si comprendiéndolo como un encuentro con narraciones que nos acercan al mundo femenino, desde una descripción profunda, de lo que significa ser mujer a través de vivencias particulares.


Capitulo sobre la Madre

En este capitulo Simone nos describe las diferentes posiciones de una mujer frente a la maternidad y de qué manera afecta su relación con el marido, con la sociedad y en especial cómo se tejen las relaciones entre madre e hijo, teniendo especial cuidado de hacer descripciones desde un punto de vista psicológico. Cita a Stekel quien reflexiona sobre lo que debería ser el nacimiento de un hijo en un entorno familiar:

“Los hijos son el Erzatz del amor, y no reemplazan a ningún objetivo destruido por la vida. No son un material destinado a reemplazar el vacío de nuestra vida, sino una responsabilidad y un deber muy pesados. Los hijos son los florones más generosos del amor libre. No son ni el juguete de los padres, ni la realización de su necesidad de vivir, ni los sucedáneos de sus ambiciones insatisfechas. Tener hijos consiste en obligarse a formar seres dichosos”. 
Página 304.

Capitulo La Vida en Sociedad

En este aparte, la autora narra entre otras, cómo se tejen las relaciones entre hombres, hombres y  mujeres, y entre las mismas mujeres, describiendo situaciones y conversaciones que reflejan el pensamiento y la natural fraternidad que surge entre ellas, por una parte desnitrificando el hecho de que las mujeres no se comprenden ni comparten entre ellas y por otra mostrando como en cambio es posible crear comunidad a través de las experiencias.

“Las amistades femeninas que logran conservar o crear le serán preciosas, porque tienen un carácter muy diferente de las relaciones que conocen con los hombres, quienes se comunican entre si, a través de las ideas y los proyectos que le son personales; pero las mujeres, encerradas en la generalidad de su destino se encuentran unidas por una especie de complicidad permanente. Y lo primero que buscan las unas al lado de las otras es la afirmación de un universo que les es común. No discuten opiniones, sino que se hacen confidencias, y se dan mutuamente recetas y así se ligan para crear una suerte de contrauniverso, cuyos valores se imponen a los valores masculinos”. 
Página 323.


Capitulo La Mujer Casada

Este capitulo en particular llamó mi atención, porque en él encontré por primera vez una forma muy lucida de interpretar eso que los hombres, e incluso mujeres dicen “ellas son las que mandan en la casa”, pues bien, aquí Simone describe hábilmente como aquello que parece el mundo perfecto de la matrona, no es más que una forma esclavizada de darle sentido a su vida, en detrimento de una sociedad que no le ofrece ningún lugar, especialmente cuando la mujer no tiene preparación o constituye una relación de pareja en la que el hombre es el proveedor económico del hogar.

“El trabajo que la mujer realiza al interior del hogar no le confiere ninguna autonomía, no es directamente útil a la colectividad, no desemboca en ningún provenir y no produce nada. Solo adquiere su sentido y dignidad si es integrado a existencias que trascienden a la sociedad en la producción o la acción, es decir que lejos de liberar a la matrona, la pone bajo la dependencia del marido y los hijos, a través de quienes se justifica y en cuyas vidas es solo una mediación inesencial”
Página 221.


Capitulo Conclusiones 

En este capitulo me llamo la atención que la autora llama a hombres y mujeres a unirse fraternalmente, al hombre que comprenda la situación histórica de la mujer, entendiendo que su detrimento es también el de él, y a la mujer superar su condición siendo consciente de su situación y unirse al hombre desde la igualdad.

Y finalizo esta primera parte con la siguiente frase que concluye el libro:

“Al hombre le corresponde hacer triunfar el reino de la libertad en la entraña del mundo dado. Para lograr esa suprema victoria es preciso, entre otras cosas, que por encima de las diferenciaciones naturales, hombres y mujeres afirmen sin equivoco su fraternidad”

Página 518. 

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