El Enhebrado de las Hadas


En la oscuridad cuando muchos duermen, las luces se apagan y se encienden los swichets de los sueños, Camila hace realidad sus fantasías, en medio del frio que le causa la soledad de su habitación, se levanta despacio y con amor recorre su cuarto sintiendo que los objetos que la rodean le prestan la energía que absorben en el día.
Su piel es blanca como la soya y contrasta con el negro oscuro de su cabello, su nariz que poco a poco intenta captar los olores que la rodean, va guiando sus adolescentes pies hacia la puerta que todas las noches la deslumbra con un amanecer.
Camila camina sin vacilar transportando con elegancia sus delicados pies, su cuerpo parece bailar en el aire con la sencillez que la caracteriza, vuela entre los olores, siente el aroma de las rosas, jazmines, limón, fresa y  melocotón, extasiada por lo que huele abre sus ojos y ahí en el brillo de las estrellas con la inocencia de su mirada descubre a las hadas, a las pequeñas traviesas que letargan sus sueños.
Camila observa con admiración el mundo que a solo unos pasos de su conciencia es capaz de robarle tanta atención, hay prados verdes, frutas, brillo, colores ácidos, amarillos, rojos; siluetas adornadas con los más bellos vestidos que haya visto jamás, cabellos enhebrados en elevados peinados y pieles de terciopelo que dan cuenta de la calma y el cariño que ahí se vive.
Se sienta al lado de su mente y sin quitar la vista de ese mundo lanza la línea transparente de sus deseos, esa línea que ni ella puede ver, solo las hadas con su inteligencia y sensibilidad la pueden percibir, es tan fina la línea que algunas hadas no se dan por enteradas, pero algunas enamoradas por la gracia de esta encantadora niña deciden acompañarla, caminan como bailando hasta la realidad de sus pensamientos, flotan en el aire de par en par hasta enhebrarse con sus ligeras piernas, como en medio de un ritual una a una danzan la melodía de las fantasías de los sueños, de las burbujas encerradas en los pensamientos humanos, que solo salen en las noches cuando la penumbra les permite pasear.
Con la armonía de un violín caminan con cuidado por la cuerda creativa de los pensamientos, ellas saben que si pasan el límite formaran parte de la realidad y su mundo lleno de fantasía desaparecerá.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Lindo relato
Paola ha dicho que…
Gracias Marcelo :D

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