EL TATUAJE DE AGUA



Bien dicen que lo que por agua viene por agua se va, y eso fue precisamente lo que me pasó durante una visita a la playa en la pasada semana santa. Sentado en mi carpa, en una exclusiva zona de Bocagrande, mientras disfrutaba de la brisa, viendo pasar a decenas de vendedores ambulantes ofreciendo toda clase de productos y servicios, se me antojo hacerme un tatuaje, la oferta era tan tentadora que no dude en realizármelo, no había agujas, ni tinta permanente, 15 días de duración y lo mejor, luciría como todo un galán bajo el sol, ¡listo! le dije a la paisa, al cabo de dos minutos tenia hecho mi tatuaje, sólo faltaba un poco de polvo y ya, ahh y lo más importante la recomendación de que hasta dentro de una hora no podía entrar al mar, la cual acate al pie de la letra, pasado el tiempo decidí darme el chapuzón de despedida, al salir de la primera sumergida mire mi brazo para verificar que todo estaba bien, cual fue mi desconcierto, ya se había borrado, no había ni rastro de mi obra de arte, entonces comprendí el por qué una hora de espera, seguro ya iba tan lejos que no la podía alcanzar.
( CASO CURIOSO QUE LE SUCEDIO A MI HERMANO EN LA PLAYA)

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